No es de extrañar que los padres necesiten ayuda para entender qué significa comer de forma saludable. Desde la pirámide de los alimentos hasta la última grasa alimenticia, la montaña de información existente sobre este tema puede desorientar bastante. La buena noticia es que nosotros los padres no necesitamos graduarnos en nutrición para criar hijos sanos. ROGALET te da algunas recomendaciones básicas, para que podamos crear un entorno doméstico que fomente la alimentación balanceada y el mantenimiento de un peso saludable.
- Los padres somos quienes controlamos las líneas de abastecimiento. Somos nosotros quienes deciden qué alimentos se compran en casa y cuándo se sirven. Aunque es de esperar que los niños nos den problemas para que los dejemos comer alimentos menos nutritivos, somos los adultos quienes decidimos qué alimentos entran en casa. Los niños no se quedarán con hambre porque en su casa no hay lo que más les apetece comer. Comerán lo que haya en la lacena y la nevera. Si el menú favorito de nuestros hijos no tiene nada de nutritivo, aún y todo, nosotros podemos comprárselos de vez en cuando para poder saciar su deseo de ese alimento o golosina.
- De los alimentos que ofrezcamos a nuestros hijos, dejemos elegirle lo que quiere comer o si quiere comer. Los niños también deben tener voz y voto en el asunto. De la selección de alimentos que ofrezca a su hijo, dejemos elegir lo que quiera comer y la cantidad que quiera comer. Tal vez esto nos parezca darle demasiada libertad. Pero, si seguimos la primera recomendación de esta lista, nuestro hijo solamente podrá elegir entre los alimentos saludables qué nosotros hemos decidido comprar y preparar.
- Olvídenos a la máxima de los tabús “dejar el plato limpio». Permitamos que nuestros hijos acaben de comer cuando sacien su apetito. Muchas de las personas que ahora somos padres se educaron con la máxima del plato limpio, pero este enfoque no ayuda a los niños a escuchar a su cuerpo para saber cuándo han comido suficiente. Si un niño aprende a reconocer la sensación de saciedad y a reaccionar en consonancia, es menos probable que coma más de lo que debería.
- Empiece pronto. Las preferencias alimentarias se adquieren muy pronto en la vida, de modo que empecemos pronto a ofrecerle a nuestros hijos un amplio abanico de alimentos. Los gustos y los desagrados relacionadas con la alimentación se empiezan a desarrollar durante la lactancia. Así mismo, es posible que necesite darle a probar un alimento nuevo a nuestros hijos, en varias ocasiones antes de que lo acepte.
- Reescribamos el menú infantil típico. Cuando salgamos a comer fuera de casa, dejemos que nuestros hijos prueben platos nuevos. Tal vez le sorprenda su deseo de experimentar. Podemos empezar dejándoles probar un poquito de lo que nosotros hemos pedido una cucharada o ración reducida para que la pruebe.